miércoles, 10 de octubre de 2012

Un mes de sanción por su vínculo con los 'tifosi'


Jesús Garrido El Mundo 09/10/12

El jugador de la Lazio, Giuseppe Sculli, ha sido sancionado con un mes de suspensión por tener relación con los ultras de su ex equipo, el Génova, que ocasionaron disturbios en Siena el pasado abril. La sentencia, que ha sido dictada por la Comisión de Disciplina, incluye también una sanción de 30.000 euros al club genovés.


El curso 2011-12 no fue fácil para el Génova. Tres entrenadores pasaron por el banquillo del Luigi Ferraris, y el equipo se salvó del descenso a duras penas después de perder su diferencia con los tres de abajo en unas últimas semanas para olvidar. De hecho, si la competición hubiera durado dos partidos más, el Lecce habría tenido opciones muy serias de sobrepasarlos en la 'classifica'.

En esas fechas convulsas hubo un episodio que superó a todas las derrotas por la lamentable imagen que ofreció el club de la Liguria al resto del planeta fútbol. El 22 de abril, el Siena ganó cómodamente en Génova por 1-4. Cuando el marcador reflejaba una ventaja de cuatro goles para los toscanos, en el minuto 53, los ‘tifosi’ más radicales del conjunto local se convirtieron en los desafortunados protagonistas de la tarde.

Comenzaron a lanzar petardos al césped y se desplazaron hacia la boca de vestuarios. Los jugadores 'rossoblu', asustados, se agruparon en el círculo central. El capitán Marco Rossi y Sculli se acercaron a tratar de hablar con ellos. Después de muchos minutos, los futbolistas se comenzaron a quitar las camisetas por 'orden' de los 'tifosi', porque, según éstos, "non la meritano" ("no la merecen"). Precisamente fue Sculli el más reacio a quitarse la zamarra, pero finalmente lo hizo.

Sanción de 30.000 euros al club

Los aficionados, una vez contentos con las camisetas de esos jugadores que no la merecían, se relajaron y tras 50 minutos de parón se reanudó el juego. Pero después de lo sucedido, en palabras de Giuseppe Sannino, entrenador en aquel momento del Siena, aquello "no fue un partido de fútbol".

Ahora, seis meses después, ha salido a la luz que el jugador sancionado solía relacionarse de forma habitual con varios de los ultras que organizaron aquella trifulca. Sculli era el portavoz de los radicales dentro del vestuario, comunicándoles a sus compañeros la voluntad de esa parte de la masa social del club. Aunque la Comisión Disciplinaria recuerda que "el jugador es libre de frecuentar a las personas que él crea conveniente", su comportamiento aquel día "viola los principios de lealtad, honradez y corrección de los jugadores profesionales".

Y al ser Sculli un jugador en nómina del Génova en esas fechas, el club es responsable objetivo y ha sido sancionado con una multa que asciende a 30.000 euros. Quedan, sin embargo, absueltos otros 15 jugadores de la primera plantilla de aquel entonces, además del presidente, Enrico Preziosi, y el dirigente Francesco Salucci.